El fuego dejó su huella en Felechares de la Valdería, pero también despertó la solidaridad de quienes están lejos. El último ejemplo es el de la asociación Inca Mallorca Solidaria, que cruzó el mar con seis furgonetas y un camión repletas de pienso para el ganado, comida para perros de pastoreo y alimentos para las familias afectadas. La llegada de la ayuda convirtió el pueblo en un punto de encuentro entre la distancia y la esperanza.
Cuando las llamas arrasaron Felechares, la familia García se aferró a su historia. Su molino centenario, legado del bisabuelo, estaba en peligro de convertirse en cenizas. Con un tractor, desbrozadoras y una sola manguera, resistieron toda la noche frente al fuego. Su esfuerzo creó un cortafuegos que salvó el edificio. Hoy, el molino sobrevive como símbolo de memoria y lucha en medio de un bosque calcinado
Con la llegada de mayo, Felechares de la Valdería se viste de fiesta para honrar a Santa Elena, en una romería que aúna fe, emoción y tradición. Preciamente a la celebración, ya tuvo lugar el emotivo traslado en procesión de la Santa desde su ermita hasta la iglesia del pueblo, con parada para bendecir los campos. El viernes se dará el pistoletazo de salida oficial con una noche remember, y el sábado continuará la música, el vermut y los pinchos. El domingo será el día grande, con la romería y el esperado Campeonato de Motocross. Y el lunes, más fiesta y juegos tradicionales.
En Felechares de la Valdería, la magia de la Navidad no depende de grandes presupuestos ni de decoraciones externas. Cada invierno, son los propios vecinos quienes se encargan de crear la impresionante iluminación que transforma el pueblo. Desde hace tres años, los 140 habitantes se unen para diseñar, fabricar y colocar a mano más de 100.000 luces doradas, llenando de calidez cada rincón. Esta tradición, que nació tras la pandemia, es el reflejo de la unión y el esfuerzo colectivo de toda la comunidad