Cristina Ramos vive a más de 7.000 kilómetros de Alija, pero su corazón nunca se fue del todo. Desde Whitehorse, en el territorio salvaje del Yukón canadiense, recuerda con emoción los veranos en La Vizana, el olor del pan de hogaza, los flanes de su abuela Mina o las fiestas en la Plaza Mayor. “La niña mayor de Lini”, como aún la llaman en el pueblo, inaugura con esta entrevista la nueva sección ‘Alixanos por el mundo’, una ventana para reencontrarnos con quienes, aunque lejos, siguen llevando a Alija en el recuerdo... y en el alma.
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