Saludes levanta el telón para regresar a su pasado más glorioso

La obra de Valkatro que teatraliza la construcción de los artesonados de carpintería de armar llegó este domingo al pueblo
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Un momento de la representación teatral

Si hay algo en lo que nuestros pueblos son inmensamente ricos es, sin duda, en patrimonio. Son muchísimos los elementos que los pueden hacer, además, únicos. Y éste es el caso de Saludes de Castroponce, gracias al artesonado de carpintería de armar que adorna el techo del presbiterio de la Iglesia del Salvador.

Este artesonado cobró vida el domingo de la mano de la compañía Valkatro Teatro, que representó cómo, en aquella época, se encargaban y elaboraban estas armaduras para los techos mediante un sistema de pujas. Los espectadores pudieron descubrir que bastaban una cuerda, tres cartabones y un compás para levantar verdaderas obras maestras por parte de los carpinteros de lo blanco, conocidos entonces como alarifes, y con resultados asombrosos.

No en vano, la iglesia de Saludes se trata de uno de los trece templos incluidos en la Ruta de los Artesonados Mudéjares de la Vía de la Plata, un patrimonio que desde Valcabado del Páramo llevan unos años poniendo en valor. La iniciativa nació en 2019 gracias a un mecenazgo popular que recolectó unos 33.000 euros y, con el tiempo, ha logrado el respaldo institucional y una inversión acumulada cercana a los 600.000.

Dentro de todas las actividades de promoción, destacan las representaciones teatralizadas de cómo se confeccionaron estos hermosos techos, realizados sin utilizar ni un clavo ni un tornillo, mediante cálculos geométricos perfectos. Y por eso, este fin de semana fue Saludes de Castroponce la que tuvo la ocasión de ver representado dicho proceso por parte de la compañía Valkatro Teatro, con la obra “Un pueblo y un milagro... constructivo”.

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Roberto Carro explicó al público cómo se confeccionaban los artesonados, con pura geometría

Antes de la representación, el impulsor de este proyecto, Roberto Carro, ofreció una introducción en la que explicó por qué el artesonado de la iglesia de Saludes es tan valioso. El del Salvador data de 1470 y se cree que, además del presbiterio que hoy se conserva, también cubría la nave central.

Carro destacó como peculiaridad su policromía, con motivos vegetales y heráldicos, una singularidad que no todos los artesonados de la ruta tienen, y que encarece su ejecución y realza su belleza. Recordó, además, la importancia de mirar hacia arriba cuando se entra en la iglesia: “Si se valora, se preserva y se cuida y, lo más importante, se comparte”.

No faltó un pequeño tirón de orejas a “la persona o personas que tengan la llave” del templo, ya que —subrayó— “todo este trabajo de puesta en valor no sirve de nada si luego la iglesia está cerrada”. “De hecho, es una anomalía que estemos aquí; esto tendría que representarse dentro”, lamentó, en relación al lugar donde se representó la obra, en la Casa de Cultura.

El acto contó también con la presencia de la alcaldesa de Roperuelos del Páramo, Cristina de la Fuente; el presidente de la Junta Vecinal de Valcabado, Antonio del Canto; y el pedáneo de Saludes, Néstor Fernández, quien agradeció el esfuerzo por “posicionar esta ruta de artesonados en el mapa”. “Se habla mucho de la España vaciada, pero escarbas un poco y resulta que no está tan vaciada”, afirmó.

La obra de teatro se convirtió en una forma original de viajar  y descubrir cómo se contrataban a los carpinteros –llamados alarifes–, a través de una puja, donde un jurado elegía la propuesta que le parecía más idónea para la iglesia en cuestión. La ambientación histórica, junto a altas dosis de humor del cura ficticio, empeñado en bendecir a todos –incluido el público– una y otra vez, convirtió la lluviosa tarde del domingo en Saludes en una jornada inolvidable donde, sin duda, los vecinos aprendieron que incluso aquello que tienen al lado de casa, puede encerrar un enorme valor histórico, arquitectónico y cultural.

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