Hace ya 34 años, cuando Alija del Infantado inauguraba su flamante Plaza de la Marina, con el almirante –y entonces Jefe de Estado Mayor– Gonzalo Martín Granizo como invitado de excepción, algunos periódicos de la época afirmaban que esta villa de "secano" se había convertido, por un día, en "puerto de mar".
Y este sábado, más de tres décadas después, y en una suerte de justicia poética, este pequeño pueblo leonés volvió a oler a salitre y yodo, gracias a la Asociación de Veteranos de la Escuela de Máquinas de la Armada Española (AVEMAE), con sede en Ferrol, que eligió este municipio para celebrar su encuentro anual, volviendo a colocar a Alija en el lugar destacado que merece en el mapa de la Marina.
Así lo subrayaba el alcalde, José María Sánchez Córdoba, durante la apertura del acto celebrado –como no podía ser de otra forma– en la reformada Plaza de La Marina. Recordó tres fechas: la de la inauguración de la plaza, en 1991; la de 2014 cuando el Ayuntamiento rindió homenaje póstumo a Martín Granizo, en presencia de su viuda e hijos, inaugurando el busto que ahora se acaba de recuperar, "y la tercera, la de hoy, en que vuestra asociación eligió nuestro pueblo para su celebración anual".
El alcalde agradeció la presencia y "este nuevo reconocimiento de la Marina a Alija del Infantado", villa que tiene el singular honor de ser el pueblo de secano que, proporcionalmente a los habitantes, más marinos aportó a la Armada.
Por su parte, el presidente de AVEMAE, Ricardo Duarte, recordó a todos los alixanos que llevaron una vida de "sacrificio y compromiso" surcando los mares y representando "a España con orgullo" desde la Armada. "Queremos agradecer ese esfuerzo y dedicación a España con este humilde homenaje", manifestó.
En total fueron 36, como se encargó de recordar, en representación de todos ellos, Victoriano Villar Román, quien los nombró a todos, vivos y fallecidos, sin ocultar su emoción al ver, de nuevo, el reconocimiento a su pueblo por la Armada a la que dedicó su vida. "Este acto es un orgullo para Alija, y en especial, para los marinos de Alija", dijo con la voz entrecortada, antes de citarlos, uno a uno, y por orden cronológico de su incorporación a la Armada.
Por los fallecidos, precisamente, pronunció un responso el párroco de Alija, Don Bernardino Castro, quien recordó también a los compañeros finados de AVEMAE.
Tras los discursos, el presidente de la Asociación hizo entrega de una metopa y un libro al alcalde de Alija, además de un obsequio al párroco, antes de que se produjera uno de los momentos más emotivos, al entonar todos juntos la Salve Marinera y el Himno de la Armada.
El evento continuó con sendas ofrendas florales: una a la Virgen del Carmen, cuya imagen corona el ancla del Crucero Canarias que fue donado al pueblo por el propio Martín Granizo, y otra ante la estatua del almirante leonés que desarrolló buena parte de su carrera en Ferrol, sede de la Escuela de Máquinas por la que pasaron los miembros de AVEMAE.
El broche de oro a esta fusión entre el mar y la tierra lo puso El Hilandón, con una pequeña actuación que comenzó con el canto de "El Marinerito" –con un guiño totalmente intencionado– y diversos bailes tradicionales, donde no podía faltar "El pájaro madre". Ni el sol –los termómetros registraban 37 grados– pudo evitar que los hombres y mujeres del grupo de coros y danzas deslumbraran al público tanto por su actuación como por la colorida indumentaria "de verano" que lucieron... Dando paso, después, al vino español de todo evento que se precie.
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