Aunque no tengan el reconocimiento turístico de algunas grandes ciudades, en los pueblos también se vive, y con gran devoción, la Semana Santa, una celebración de la que toca hacer balance, ahora que ha concluido.
Lo más común son las procesiones, que se producen en numerosos pueblos de la zona, como Quintana del Marco o Coomonte, donde los vecinos y vecinas sacan sus más preciadas imágenes a las calles, el Jueves y el Viernes Santo, para conmemorar los momentos más destacados de la Pasión y Muerte de Jesucristo... Y también de su Resurección, el Domingo de Pascua, como es el caso de la procesión del Encuentro en Alija del Infantado, una de las más vistosas, donde las mozas portan a la Virgen, vestida de luto, que, al encontrarse con su Hijo resucitado –portado por los mozos–, abandona el riguroso negro para lucir sus mejores galas blancas.
Sin duda uno de los eventos más destacados, a cuyos ensayos dedicamos un reportaje la semana pasada, es el del Vía Crucis viviente de Jiménez de Jamuz, una representación que, como siempre, salió a la perfección, a pesar del frío que confesaron pasar los actores y actrices de esta teatralización de la Pasión y Muerte de Jesucristo, que cumplió este año 49 ediciones.
Cada pueblo tiene sus costumbres, y si bien la mayoría son de índole religiosa, también hay otras ancestrales que, sin lugar a dudas, el Cristianismo ha incorporado a su calendario. Es el caso del ritual de la quema de vides en Arrabalde, a caballo entre lo secular y lo religioso, pues si bien coincide con el simbolismo del fuego en la Vigilia Pascual –el advenimiento de la luz por la Resurección de Cristo– que tantos y tantos pueblos celebran, también hay quien encuentra relación con la limpieza de las vides antes del inicio de una nueva campaña, con la intención de que traiga una buena cosecha.
Sea como fuere, este año se volvió a celebrar en la plaza de Arrabalde esta tradicional quema, con las podas de las vides, y alguna madera más sobrante, aprovechando el espectáculo. Los jóvenes del pueblo son los que se ocupan de prender el fuego, y son muchos los vecinos que permanecen junto a él hasta que se apaga por sí solo.
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