NAVIDAD EN LOS PUEBLOS

La Navidad se teje en San Esteban de Nogales

Once mujeres del pueblo ganchillaron y cosieron mil quinientos cuadrados para construir el árbol y farolillos para las plazas del pueblo
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Arbol San Esteban
Parte del grupo de mujeres que confeccionaron el árbol posan junto a él en la plaza

La Navidad parece este año cobrar un sentido más especial en los pueblos que han sido azotados duramente por el fuego. Y es que hay más ganas que nunca que demostrar que, pese a todo, el mundo rural sigue vivo y que nadie podrá con sus gentes.

Las mujeres de San Esteban de Nogales son un claro ejemplo. Once amigas de diferentes edades dedicaron muchos meses a ganchillar cuadros de colores y después a reunirse cada tarde, de lunes a jueves, en el salón de usos múltiples del pueblo para unir todos esos “parches” con un objetivo: tejer el árbol de Navidad más bonito que jamás ha visto la localidad.

“Lo más importante es la ilusión con que lo hemos hecho, que vale más que las luces de Vigo o Madrid”, comenta una de las mujeres. Fía, Choni, Geli, Mari Carmen, Marijose, Rosi y otra Mari Carmen explican cómo fue este proyecto en el que también colaboraron Nila, Fina, Kika y Basi, que hoy no pudieron acudir a la foto pero que trabajaron igual que las demás.

Y no es para menos: de las manos de estas vecinas han salido mil quinientos cuadrados de ganchillo, de los que aproximadamente la mitad (765) se emplearon en el árbol y el resto en adornos y en unos preciosos y coloridos farolillos que decoran, desde el fin de semana, la plaza del pueblo y la del consultorio médico.

“Lo más complicado fue ir juntando los recuadros sobre el patrón del árbol, en el suelo, para que quedara perfecto”, cuentan. El trabajo estaba muy bien coordinado: unas ganchillaban, otras cosían los cuadrados y otras elaboraban bolitas, patucos o incluso la flor de Pascua, entre muchos otros adornos.

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Detalle de uno de los adornos del árbol

El abeto navideño que luce en la plaza de la Constitución de San Esteban —la de la iglesia— es una auténtica obra de arte, con todo lujo de detalles y nada improvisado. Mide tres metros de altura por 180 centímetros de diámetro y dentro de unos días lo iluminarán. Para la noche hará falta, porque por belleza ya brilla con luz propia.

Más allá de adornar “para cuando vengan los nietos”, lo verdaderamente bonito, insisten, es el proceso creativo. “Es una forma de estar todas juntas, de distraernos, y lo pasamos genial, que falta nos hace después de lo de este verano...”, aseguran.

Justamente por culpa de los incendios este año no habrá Nacimiento en el salón de usos múltiples. Es un belén en el que estas artesanas hicieron todo a mano el año pasado y en el que empleaban vegetación de la zona, como antiguamente se hacía con el musgo. “¿Con qué vamos a hacer las calles, las montañas y todo, si se nos ha quemado todo lo verde?”, lamentan.

Pero no importa. Su afán por aportar, por demostrar que en los pueblos la ilusión suple lo que no alcanza el dinero, hará que San Esteban de Nogales sea estas Navidades uno de los lugares más coloridos de la comarca. Todo gracias a la constancia y la perseverancia de un pueblo que ha demostrado, como en el trágico mes de agosto, que no se rinde y que, cuando sus vecinas se unen, nacen proyectos tan maravillosos como éste.

Alerta spoiler: para la próxima Navidad, las mujeres de San Esteban ya la están liando. “Quién sabe, igual nos da por bordar en vez de ganchillar”, nos adelanta Rosi, al tiempo que le pide a su consuegra Geli que nos enseñe su arte con los mantones que cose. Habrá que esperar 365 días para desvelar el nuevo proyecto... 

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Detalle de algunos de los farolillos de ganchillo

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