Un mural para hacer eterno el verano en Saludes de Castroponce

La Asociación El Salvador inaugura la obra creada por Peripecia Creativa, que cubre una pared de 50 metros cuadrados
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Mural Saludes
Iván y Eva explican el contenido del mural en la inauguración

Maribeni está sentada junto a su amiga Josefina. Están "a tomar la fresca", como cada tarde, pero hoy rodeadas de todo el pueblo de Saludes de Castroponce. Ellas, junto a las dos Pilis, Vito, Marucha, Lupi e Isabel, han quedado retratadas para la posteridad en el gran mural que luce desde este fin de semana junto al parque infantil.
“Mira, Josefina, ¿me parezco?”, pregunta, muy coqueta, Maribeni, mientras decenas de vecinos y vecinas pasean la mirada por la pared recién inaugurada, buscando en cada rincón un rostro, un objeto o un recuerdo que les pertenece.

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Maribeni se señala en el mural, donde ha quedado retratada para la posteridad

No es un mural cualquiera. Durante dos semanas, Peripecia Creativa —el colectivo formado por Iván Pañeda, Eva García Pellicero, su hija Luna y Sofía Lozano— ha trabajado sin descanso en un lienzo de 50 metros cuadrados que no solo decora, sino que invita a jugar. Un mural interactivo que convierte la memoria en un pasatiempo, la tradición en un reto y la historia en una experiencia compartida.

El proyecto funciona como un gran tablero de juego. En él se esconden pruebas y guiños: buscar boinas, caracoles o ratones; imitar a un vecino; aprender canciones populares como la de Saludes... Cada detalle del mural se abre como una puerta a nuevas historias que animan a recorrer el pueblo entero. 
“Estos murales cuentan la historia del pueblo y son una forma de que lo recordemos y aprendan las nuevas generaciones”, explica Iván. “Mantener viva la historia y las tradiciones, como la canción que tenéis de Saludes, con una prueba, que aprendiéndola así no se les olvida”, añade este enamorado del mundo rural que no dude en afirmar que “sin los pueblos, el mundo se acabaría”.
Y, por supuesto, es un mural que se va renovando, con dibujos de los niños –en un espacio destinado a ello– o calcetines colgados de una cuerda que ya algún vecino se ha animado a estrenar.

 

Los vecinos arropan la inauguración

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Néstor Fernández junto a dos de los creadores del mural

El mural se presentó este fin de semana ante una multitud de vecinos que no quisieron perderse el momento. Hubo emoción, risas y también brindis con sidra para celebrar que, desde ahora, el pueblo cuenta con una obra que lo retrata y lo explica.
Néstor Fernández, presidente de la Junta Vecinal, tomó la palabra para agradecer el apoyo recibido. Recordó las largas noches de trabajo: “Tantas noches de hasta las cuatro de la mañana, y con estos detalles para reflejar todo lo que les dijimos…”. Subrayó también la importancia de contar con el respaldo del Instituto Leonés de Cultura y de la empresa TRAGSA, que financiaron el proyecto, y con la iniciativa de la Asociación El Salvador, impulsora de la idea.
“El mural da para estar observándolo semanas y semanas, porque no dejas de descubrir detalles”, dijo orgulloso, mientras señalaba algunas de las escenas que solo los vecinos reconocen al instante.

El secreto de Peripecia Creativa es sencillo pero poderoso: escuchar. “No empezamos con un guion previo. Casi todo es improvisación y se va haciendo sobre la marcha”, confiesa Eva. Para ellos, cada pueblo es un universo único que hay que descubrir preguntando, conversando y conviviendo.
De esas charlas junto a las ventanas, en el banco a la fresca, o disfrutando del vino que les trae Valentín, nacen escenas que, con pintura y paciencia, se transforman en memoria colectiva. No es solo arte en un muro: es un álbum de recuerdos compartidos.

Entre juegos, canciones y colores, el mural lanza un mensaje de resistencia: la importancia de los pueblos como guardianes de la vida comunitaria.
“Los pueblos en verano son muy bonitos, pero en invierno cambia la cosa… Y los pueblos existen todo el año”, reflexiona Iván. “Nosotros luchamos por hacer del pueblo un verano eterno”, sentencia.

Quien se acerque ahora a Saludes de Castroponce descubrirá en su mural un espejo donde se refleja la vida del pueblo: sus gentes, sus bromas, sus historias, sus tradiciones y sus anécdotas. Una obra que no termina con la última pincelada, sino que sigue viva cada vez que alguien busca un detalle, canta una canción popular o recuerda a un vecino ya ausente.
El mural es, en definitiva, un recordatorio de que los pueblos laten más allá de las estaciones. Y que mientras haya quien los pinte, los cante y los juegue, el verano en Saludes nunca acabará.

 

 

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