Alija volvió a vibrar con una Fiesta Sacramental llena de música, toros, juegos y tradición

El pueblo se volcó en estas fiestas, que atrajeron a numerosos visitantes de la comarca
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Un momento de la actuación de la orquesta Tango 

Durante cuatro días, Alija del Infantado fue un hervidero de emociones. Las calles, engalanadas con banderines de mil colores, se llenaron de música, olor y sabor a fiesta. No hay verano sin Sacramental, y este año volvió a demostrarse por qué: desde el chupinazo hasta la última canción de la disco móvil, el pueblo latió al ritmo de su tradición más querida.

El alcalde, José María Sánchez Córdoba, fue el encargado de dar el pistoletazo de salida, desde el balcón del Ayuntamiento, en un pregón cargado de emoción hacia un pueblo que, si bien no le vio nacer, en él "he pasado la mayor parte de mi vida", subrayó, en un discurso que tuvo también su parte reivindicativa hacia unas administraciones cuyo apoyo al acervo cultural de Alija es "poco o nulo" y que no parece que vaya a cambiar mientras "los criterios sigan siendo el número de habitantes". 

"Tenemos mucho para no quedarnos atrás", continuó, agradeciendo el "esfuerzo" tanto de las asociaciones culturales del pueblo como de las empresas familiares que siguen apostando por Alija y su futuro. 

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El pregón y el chupinazo marcaron el inicio de las fiestas / Foto: cedida

 Y ya, después, el sonido de las charangas marcó el pulso de unas jornadas en las que las peñas fueron las verdaderas protagonistas. Con camisetas a juego, cánticos y el humor que caracteriza a la juventud alixana, recorrieron las calles en un desfile que culminó con la inevitable sangría popular. Entre risas y bromas, vecinos y visitantes brindaron juntos como si no existieran las diferencias de edad, manteniendo –eso sí– los sanos piques entre las peñas.

 

Adrenalina en la plaza

Uno de los momentos de máxima emoción se produjo la tarde del sábado, cuando la plaza de toros levantada detrás del castillo acogió las vaquillas. Dos de ellas pusieron a prueba la destreza y la agilidad de las peñas en un Grand Prix donde no faltaron caídas, piques y estrategias disparatadas que arrancaron carcajadas a un público entregado.

La peña BCC se alzó con la victoria, seguida de AC/DC y Jarra y Pedal, que completaron el cuadro de honor de este podio donde reinó el buen humor y el espíritu deportivo.

La tercera vaquilla, como manda la costumbre, fue para los más valientes, esos que no conciben la Sacramental sin medir fuerzas (y nervios) con el animal.

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El Grand Prix de las vaquillas estuvo muy reñido / Foto: cedida

De noche, la música tomó el relevo. Las versiones de Cañoneros devolvieron a muchos a los años 80 y 90, pero, sin duda, la palma se la llevaron los gallegos de la orquesta Tango, que conquistaron al público no sólo por la calidad de los temazos interpretados, sino por unas coreografías y un escenario de lo mejorcito que ha pasado por Alija en los últimos años.

Más melódica fue la actuación de tarde de Suavecito, para los mayores –aunque se apuntó algún joven también–, que, tras descansar con la cena popular, volvían al escenario a darlo todo para despedir la fiesta.
Tampoco podemos olvidar a los más pequeños, que  vivieron su propia Sacramental con ginkanas acuáticas, tatuajes, juegos en la plaza y un cuentacuentos mágico inspirado en Alicia en el País de las Maravillas que cerró las tardes con una nota de fantasía.

 

La devoción al Santísimo

Procesion Sacramental
Procesión con el Santísimo por las calles del pueblo

Pero más allá del bullicio, la Sacramental sigue siendo una fiesta con alma. El sábado por la mañana, las calles se llenaron de flores y otro tipo de música, para recibir al Santísimo en la procesión, un momento de recogimiento que sigue emocionando a mayores y jóvenes.

Las niñas que hicieron la Primera Comunión este año –y un único niño– acompañaron al Santísimo en su recorrido, donde hubo una parada en el altar preparado por los vecinos en una de las calles, en una tradición que se remonta no a décadas, sino a varios siglos, y que comenzó con la celebración de la Santa Misa, oficiada por tres sacerdotes. 

Con el último acorde y las últimas risas de madrugada, la Sacramental se despidió dejando en el aire la promesa de volver el próximo verano. Porque en Alija, cuando se apagan las luces de las atracciones de la Plaza Mayor, ya empieza la cuenta atrás para la siguiente Fiesta Sacramental.

 

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