El lavadero público de San Félix de la Valdería es una de esas construcciones que, aunque han perdido la utilidad práctica de antaño, se han convertido en auténticos símbolos para todo un pueblo. Sin embargo, el paso de los años ha hecho mella en esta instalación, construida en los años 60, y las reparaciones improvisadas de los vecinos han logrado mantenerla en pie, pero a costa de parte de su encanto original.
Por esta razón, la Junta Vecinal de San Félix ha solicitado las ayudas del Plan de Juntas Vecinales de la Diputación de León para rehabilitar el lavadero, un proyecto que el organismo provincial acaba de aprobar.
La actuación contará con una inversión de 12.000 euros que, aunque no permite acometer todas las mejoras deseadas, sí será suficiente para devolver al lavadero gran parte de su esplendor.
El alcalde pedáneo, Esteban Turrado, destaca que una de las peculiaridades de este lavadero es que se alimenta de un pozo artesiano. Esto hace que la temperatura del agua se mantenga estable durante todo el año, en torno a los doce grados: “Es muy agradable en invierno, por el contraste con el frío exterior, y muy fresquita en verano”, explica. De hecho, en el exterior hay un cartel que invita a los transeúntes a probarla, con una simpática rima: “Beba agua del Pozo de Lavadero. La mejor del Mundo Entero”, rematada con un contundente “Es Gratis” en letras grandes.
Otra curiosidad de la instalación es su diseño en dos alturas. Esto permitía a las mujeres, cuando acudían a lavar la ropa, elegir entre hacerlo de pie o de rodillas según la zona, en función de la fuerza que necesitaban para frotar: no es lo mismo empujar con todo el cuerpo que solo con los brazos.
Aunque hoy en día el lavadero apenas se utiliza para su función original, sigue siendo un lugar de encuentro muy apreciado. Por eso, las obras tienen como objetivo “conservarlo, porque quedan muy pocos, y como éste menos aún”, subraya Turrado.
El autor del proyecto, el aparejador Manuel Alija, recuerda que, cuando se cerró y cubrió parcialmente el lavadero, se utilizó un sistema “un tanto temerario”, con vigas de chopo y una cubierta de fibrocemento, un material hoy prohibido por su contenido en amianto. Lo mismo sucede con el cerramiento de ladrillo antiguo, que además presenta un avanzado estado de deterioro.
La intervención prevé revestir por completo el cerramiento para unificarlo con un acabado en tonos terrosos, y sustituir la cubierta por una nueva estructura sobre la que se colocarán tejas, mejorando notablemente el aspecto del conjunto. En el interior se acometerán pequeñas reparaciones, especialmente en las zonas donde el hormigón del perímetro de la pila está dañado.
“La idea es recuperarlo como un edificio singular, que gracias a su orientación sur resulta además un espacio muy agradable”, señala Alija.
La pila, por su parte, no se tocará en esta actuación, ya que fue reparada hace unos años para solucionar pérdidas de agua.
Con la subvención aprobada, el siguiente paso será adjudicar la obra para que los trabajos comiencen cuanto antes y los vecinos de San Félix puedan volver a disfrutar de este rincón privilegiado, orgullo de todo un pueblo.
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