Una restauración que no puede esperar

|

El estado en el que se encuentran los bienes del Obispado de Astorga en el municipio y localidad de Coomonte es tan decadente que sólo con echar un vistazo superficial se aprecia la amenaza total de hundimiento en la cubierta de la torre cimborrio de la Iglesia de San Juan Bautista y de la totalidad del tejado de Ermita de San Marcos.

Llevo los últimos dos años y medio desempeñándome como Teniente de Alcalde en el Ayuntamiento y puedo asegurar a vecinos y oriundos que desde la corporación municipal hemos hecho todo tipo de comunicaciones a la sede episcopal para tratar esta cuestión, sin obtener ninguna respuesta satisfactoria. Porque si bien es cierto que el patrimonio histórico es una cuestión ineludible de relevancia pública, no es menos cierto el hecho de que, hoy por hoy, son bienes de titularidad privada y es la propia Diócesis quien tiene la última palabra.

Perspectiva de la ermita
Perspectiva de la ermita

De poco sirve que la Diputación de Zamora disponga anualmente de subvenciones para la restauración de los bienes de la Iglesia en la provincia (dividida entre Astorga y Zamora), si quien ostenta la titularidad hace caso omiso del estado y necesidades de los mismos.

La opinión pública suele centrarse en la cubierta de la Ermita de San Marcos, por ser muy evidente, y porque en principio afecta a la totalidad del edificio. La amenaza de ruina es sobre la totalidad del templo, con el valor sentimental para los lugareños de todo lo que en su interior se alberga. Sin embargo, no es menos cierto que en cuanto riesgo histórico-artístico, la torre cimborrio de la Iglesia parroquial de San Juan Bautista, que recubre la cúpula bajo la cual se encuentra el altar, amenaza con llevarse por delante desde las antiquísimas obras pictóricas de las pechinas que soportan la estructura, hasta el ornamento estucado del retablo.

La situación exige que, no ya los responsables municipales (porque el presupuesto de un ayuntamiento de este tamaño es irremediablemente escaso, lo que hace inviable cualquier tipo de acción ejecutiva por parte del Consistorio) sino el conjunto de vecinos, oriundos del lugar, y cualquier otra persona o asociación que esté interesada en la preservación del patrimonio nos reunamos y encontremos una vía para ejecutar como poco las obras mínimas necesarias para la preservación de ambos templos.

Si no hacemos nada y la Iglesia sigue sin atender los requerimientos, las quejas, las denuncias (incluida la clasificación en la Lista Roja de la asociación Hispania Nostra de la Ermita) estaremos abocados a la destrucción irremediable de un patrimonio que a nuestros antepasados, con infinitamente menos recursos que nosotros, les llevó mucho esfuerzo construir.

Comentarios