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Daniel Ortiz |
Llevo los últimos dos años y medio desempeñándome como Teniente de Alcalde en el Ayuntamiento y puedo asegurar a vecinos y oriundos que desde la corporación municipal hemos hecho todo tipo de comunicaciones a la sede episcopal para tratar esta cuestión, sin obtener ninguna respuesta satisfactoria. Porque si bien es cierto que el patrimonio histórico es una cuestión ineludible de relevancia pública, no es menos cierto el hecho de que, hoy por hoy, son bienes de titularidad privada y es la propia Diócesis quien tiene la última palabra.