Castrocalbón volvió a celebrar este sábado su tradicional magosto, en un encuentro que lleva ya más de dos décadas reuniendo vecinos de todas las edades, en torno a las castañas, en una de las costumbres más arraigadas del otoño.
El magosto se celebró en la Casa de los Cazadores, y estuvo organizado por el Ayuntamiento y la Junta Vecinal de Castrocalbón, con la colaboración esencial de la asociación de mujeres “Los Casares”, que fueron las encargadas de preparar las castañas y el chocolate calentito acompañado de pan tostado, del que disfrutaron, en esta edición, cerca de un centenar de comensales.
Este año se trajeron todas las castañas –cincuenta kilos– directamente desde El Bierzo, ya que, tal y como recordó Pilar Rabanedo, presidenta de “Los Casares”, fue “imposible poner castañas de la zona porque se quemaron todos los castaños en los incendios”. Castrocalbón fue, de hecho, uno de los pueblos más castigados por el fuego el pasado mes de agosto, lo que dio a esta edición del magosto un tono especial, de homenaje y resistencia de este pueblo.
En cuanto a la organización, las castañas fueron adquiridas por el Ayuntamiento, mientras que el chocolate lo aportó la Junta Vecinal. Ya se ha acordado que el año próximo será al revés, en una muestra más de la buena coordinación que existe entre ambas entidades.
El encuentro sirvió, además, para reunir a todas las generaciones del pueblo, para dar la bienvenida al otoño, con el sabor de las castañas recién asadas, y dejar atrás un verano que nadie en el pueblo quiere que se vuelva a repetir.
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