REPORTAJE

RuralTEA: el proyecto que acerca el apoyo al autismo al corazón de los pueblos

La iniciativa de Rebeca Villoria lleva a los hogares el aprendizaje personalizado para las familias que viven en el medio rural
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Rebeca Villoria, responsable de RuralTEA

Uno de los problemas que se encuentran a menudo nuestros pueblos es la falta de servicios muy necesarios en el día a día, también en el ámbito de lo social. Hay familias que se sienten especialmente desprotegidas cuando deben afrontar una situación nueva como puede ser convivir con una persona con trastorno del espectro del autismo (TEA). Y precisamente para dar respuesta a esa necesidad, hace algo menos de un año que nació el proyecto RuralTEA.

Su responsable, Rebeca Villoria, es una enamorada de los pueblos. Esta Educadora Social, natural de Valdesandinas, con posgrado de experta en autismo, detectó que “existía una necesidad y había que cubrirla”: acercar el aprendizaje al entorno de la persona con autismo.

Porque eso es lo que hace RuralTEA: la familia del niño –o del adulto– no necesita desplazarse a La Bañeza, a León o a Benavente para trabajar el aprendizaje, sino que ella se acerca al domicilio para trabajar en su casa, en su entorno y en su día a día, con las ventajas que todo esto conlleva. “Su casa, su pueblo, es un ambiente predecible. Podemos aplicar el aprendizaje donde realmente se va a vivir el día a día, lo que hace todo mucho más eficaz”, subraya Villoria, quien añade que, además, es “prorural: quiero que la gente pueda quedarse en los pueblos; no quiero que se acaben”.

Como si de una moderna Mary Poppins se tratara, Rebeca lo tiene muy claro: su objetivo es trabajar con las familias hasta que ya no la necesiten. “No soy cuidadora: formo a las familias hasta que aprendan a cubrir las necesidades del menor”, explica.

Para poder contratar sus servicios, lo primero es tener un diagnóstico o estar ya en espera del mismo, “porque yo no diagnostico: yo soy educadora social”, matiza. A partir de ahí, se puede contactar con ella por teléfono (625347819) o correo electrónico (gruporuraltea@gmail.com) y concertar una cita en el domicilio familiar.

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El trabajo en el entorno de la familia marca la diferencia en este proyecto empresarial

Método de trabajo

En esa primera visita principalmente se recoge información, se inicia un acercamiento, se observan los puntos más preocupantes a tratar y, a partir de ahí, en el siguiente encuentro se crean conjuntamente los objetivos tanto para el niño o adulto afectado como para la familia. El siguiente paso es marcar las sesiones de intervención que, dependiendo de cada caso particular, pueden ser una vez a la semana o cada quince días.

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Villoria recomienda a las familias empezar el aprendizaje cuanto antes

Cada sesión tiene una duración de hora y media, que se reparte en tres bloques diferenciados: primero, revisar los objetivos; segundo, intervenir con el menor y la familia; y tercero, ponerlo en práctica. Rebeca insiste en que es muy importante que la familia “trabaje todos los días, aunque sea un poquito, lo que les enseñamos. Tienen que intentar sacar tiempo”. Esto, incluso en casos de personas muy ocupadas, es más fácil de lo que parece, ya que “no es necesario provocar situaciones de aprendizaje: vienen solas y, cuando vienen, se trata de aprovecharlas”. Villoria pone un ejemplo: “Imagínate que estás en casa, el hijo mayor está en el baño, y el que tiene TEA quiere entrar ya… Pues se puede aprovechar eso para trabajar los tiempos de espera”.

En cuanto al número de sesiones que hay que establecer, es imposible dar una cifra, porque hay que ver cómo evoluciona cada caso. De hecho, esa primera visita sirve, entre otras cosas, para evaluar capacidades y necesidades y, en función de esto, poder trazar un plan realista. El autismo convive con numerosas comorbilidades y por ello la gran variedad de perfiles existentes y la necesidad de ajustarse a cada uno de ellos de manera personalizada y, además, dentro del mismo existen tres grados.

Un consejo que da a las familias es que se empiece el aprendizaje cuanto antes: “Cuanto más pequeño, será más eficaz y más rápido”. No obstante, matiza que perfectamente puede trabajar con adultos, e incluso comenta que ha visto casos de personas a las que el diagnóstico les llega tarde porque durante muchos años tuvieron uno erróneo o tuvieron que esperar demasiado para confirmarlo.

 

Pueblos más humanos

En cuanto a las zonas donde puede desplazarse RuralTEA para desarrollar su trabajo con las familias se encuentra toda la provincia de León y algunas zonas de Galicia, pero también en Zamora la parte de Benavente y Los Valles, por cercanía. En estos momentos, Rebeca ya trabaja con varias familias de diferentes pueblos de León, y asegura que los resultados son muy satisfactorios para ambas partes.

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Rebeca Villoria es educadora social

Frente a una extendida opinión popular de que en los pueblos existe cierto estigma hacia este tipo de trastorno o condición, Rebeca es tajante: “Es peor en las ciudades; en los pueblos se normaliza porque crecemos juntos… Se les cuida, están más protegidos si se pierden, por ejemplo, porque todo el mundo se conoce”.

Como férrea defensora del medio rural, no se cansa de insistir en que en los pueblos hay “más humanidad”, algo que se ha perdido en las ciudades donde todos somos anónimos. “En los pueblos somos más familia; hay más unión”.

En RuralTEA tampoco quieren que el aspecto económico sea un obstáculo y, de hecho, están acreditados por la Gerencia de Servicios Sociales para que las familias puedan usar las ayudas de la Ley de Dependencia para pagar los servicios, así como la beca de necesidades educativas.

En menos de un año, RuralTEA ha demostrado que es posible ofrecer una formación especializada y herramientas de calidad sin necesidad de abandonar el pueblo. Un modelo que no solo mejora la vida de las personas con TEA y sus familias, sino que también refuerza la cohesión social y la permanencia en el territorio. Rebeca subraya: “Aprendo cada día de esta condición tan única que es el autismo.”

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