Queridos compañeros:
Tengo que empezar aclarando que no me gusta hablar en contra de mis colegas de profesión. Pero entendedme, por favor: a veces, me lo ponéis muy difícil.
Tres días he esperado a ver si algún medio al menos local –de La Bañeza, por ejemplo– publicaba la noticia de la dimisión de la alcaldesa de Quintana del Marco, un hecho que no sucede todos los días, ni todas las semanas, ni todos los meses... Ni siquiera todos los años. ¿Acaso no es noticiable la dimisión de un alcalde? ¡Por supuesto que sí! ¿Qué es lo que ha fallado entonces? ¿Que nadie os ha mandado una nota de prensa? Pues... ¡Qué triste! Triste porque esto corrobora que el periodismo está agonizante, cuando no muerto; que el periodismo, el de verdad, el de raza, el que se hace en la calle, es una quimera que apenas se mantiene viva por cuatro "locos" entre los que me cuento.
Lejos me quedan aquellos años de la facultad en que me hablaban de la responsabilidad social del periodista. Lejos en el tiempo, pero no en la vigencia de estas palabras, tan actuales hoy como entonces. Porque, efectivamente, esa responsabilidad existe. Y, si tan preocupados estamos todos por la España vaciada, ¿por qué desde nuestros ordenadores de urbanitas silenciamos a los pueblos? ¿O sólo nos acordamos de ellos cuando hay una catrástrofe? ¿De verdad exigimos a un pueblo de apenas 300 habitantes, que no tiene ni para pagar a más de un obrero si no es con subvenciones, que haga una nota de prensa sólo porque no somos capaces, como periodistas, de "mover el culo" y salir a buscar la noticia? ¿Qué demonios os pasa?
Por favor, queridos compañeros, os pido que miréis hacia atrás, y le preguntéis a aquel chaval o a aquella muchacha que accedía, como un manojo de nervios, a la Facultad de Periodismo, si se imaginaría que su futuro sería reproducir notas de prensa... Porque eso no es periodismo; es un trámite burocrático. El periodismo es valentía, es salir a la calle, es incomodar, cuestionar y mostrar la realidad, aunque no sea cómoda ni rentable.
Si seguimos así –y mucho me temo que así será– el periodismo desaparecerá no por falta de noticias, sino por falta de ganas. Pero, ¡ojo!, porque cuando eso pase, no solo perderemos una profesión, sino el derecho fundamental de la sociedad a estar informada.
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