A veces me imagino los despachos de los políticos como un nivel de cuñadismo estratosférico, donde se producen conversaciones de este tipo:
-Oye, Pepe, ¿a que no hay huevos de sacar una subvención en la que paguemos menos dinero que el que se tienen que gastar para pedirla?
-¿Que no? ¡Sujétame el cubata!
No me lo invento. Las ayudas de la Junta de Castilla y León a la digitalización de las pequeñas empresas y autónomos son así: te pagan 1.200 euros si tú antes te gastas "al menos" 1.500. Y, además, lo venden como si te hicieran un favor...
Ya no entramos ni a valorar otros requisitos leoninos que incluyen las bases de la convocatoria. No vale la pena. Es que el concepto en sí me parece una tomadura de pelo. Parecía complicado superar al Gobierno central con su Kit Digital –que ya casi ninguna empresa TIC quiere gestionar como agente digitalizador porque es una ruina–, pero ha llegado la Junta y lo ha logrado. En el Kit Digital, al menos, sólo pagas el IVA; aquí, pones de tu bolsillo como mínimo 1.500 euros más el IVA, claro.
Que digo yo que no hay por qué estar a favor de la cultura de la subvención, que me parece muy respetable estar en contra. Pero es que ni este artículo –ni la noticia en cuestión– van de eso. Van de que, una vez vendido el "favor" como subvención, no puede ser que el subvencionado sea el que pague. Perdonad la vulgaridad pero recuerda al refrán aquel en que además de p*** pones la cama.
Lo tenemos que tomar a risa, porque si nos paramos a pensar en el desconocimiento total y absoluto que tienen los políticos del día a día de los ciudadanos, de los problemas de los autónomos, del coste de levantar la persiana, nos echamos a llorar...
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