Los vecinos y vecinas de Altobar de la Encomienda amanecieron este martes sorprendidos del revuelo que ha causado el hallazgo de unos huesos frente a la iglesia. Los mayores del lugar apenas le dieron importancia a este descubrimiento, ya que aseguran que no es la primera vez que sucede algo así, como explicó ayer este periódico.
A medida que avanzan las horas, parece confirmarse que, en cualquier caso, los restos humanos tienen varios siglos de antigüedad, lo cual tiene su lógica, según el relato de los historiadores que han escrito sobre este pueblo del páramo leonés, dado que hay constancia de su existencia al menos desde el siglo XI –para otros incluso antes–.
Recurriendo al pasado, una vez más, podría explicarse el presente. Podemos deducir, por ejemplo, que el "dueño" de esos huesos falleció antes de 1808, puesto que fue bajo el imperio de Napoleón cuando se obligó a enterrar a todos los fallecidos en ataúd, y los restos encontrados en Altobar es evidente que no estaban depositados en un féretro. Esta obligatoriedad se implantó debido a las múltiples epidemias que se sucedían en la sociedad por aquel entonces, donde las condiciones de vida, mucho más insalubres, no tenían nada que ver con las de ahora.
También fueron las epidemias las que motivaron a Carlos III a sacar de las poblaciones los cementerios, y crear camposantos tal cual los conocemos ahora, perfectamente delimitados y en las afueras de la ciudad o, como mínimo, no pegado a las casas. No obstante, esto es discutible, pues algunos historiadores apuntan a que dicha medida adoptada por el monarca en 1787, mediante una Real Cédula, realmente no se cumplió en muchos pueblos hasta bien entrado el siglo XIX.
En cualquier caso, algunos vecinos de Altobar apuntan también a una procedencia aún más antigua, pues aseguran que hace al menos trescientos años que la casa del cura estaba situada allí, y no se construyó para Don Egidio, como algunos más jóvenes creen. Es posible, por tanto, que antes de construirse la vivienda, hubiese allí un cementerio, dada la cercanía de la iglesia y, concretamente, del altar mayor, zona cuya proximidad se buscaba para enterrar a los seres queridos creyendo que, de esa forma, tendrían más protección. Y este último dato, que refrendaría la hipótesis del cementerio, nos llevaría, de esta forma, a un época mucho más antigua. Podríamos aventurarnos, por lo tanto, a asegurar que los huesos son, como mínimo, de finales del siglo XVIII. Incluso podrían ser anteriores, como sucedió en otras zonas de España donde, realizando obras, se encontraron huesos antiguos cerca de las iglesias o debajo, en ocasiones de la época medieval. Con razón ninguno de los lugareños recuerda un cementerio en la zona...
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