El medio rural es más resiliente, más cercano, más natural, más accesible que el urbano y, además, puede autoabastecerse. Ésta es la conclusión que extrae COAG tras el apagón registrado el lunes en toda España, donde los agricultores dieron muestras de su capacidad de adaptación, en una situación que la entidad compara a lo vivido con la COVID-19: "El campo trabajó sin contratiempos y abasteció a la sociedad urbana, que pudo sortear sin problemas de suministros sus necesidades alimentarias mientras guardaba celo dentro de sus hogares".
Según la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos , el no ser tan dependiente de las fuentes energéticas y "sobre todo, de los sistemas digitales", hizo que muchos agricultores no se enteraran del apagón hasta la tarde.
La organización agraria afirma que hizo un rastreo por todas las provincias de Castilla y León y comprobó que apenas hubo incidencias, y que las pocas que huno, fueron "de escasa consideración", y limitadas a las labores de ordeño y problemas con el tanque de frío en explotaciones que no cuentan con generadores autónomos, que son minoría.
De hecho, aseguran que en las explotaciones agrícolas la mayoría cuentan con generadores activados por gasóleo e incluso algunos con paneles fotovoltaicos "que continúan funcionando autónomamente, al margen de lo que suceda en la red general".
Por estos motivos, COAG solicita a las administraciones que "sean conscientes de este valor y se pongan manos a la obra para diseñar un medio rural como alternativa a las crisis que, en este escenario volátil que define al mundo entero en la actualidad, pueden desarrollarse con frecuencia".
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