Decir que la vida da muchas vueltas suena a tópico. Pero en el caso de Andreína Candel es una verdad como un templo. Natural de Venezuela, lleva décadas en España, y hace ya bastantes años acabó en Quintana del Marco, un pueblo que la ha enamorado, y del que hoy es alcaldesa. Basta hablar con ella un rato para darse cuenta de que su cabeza está llena de proyectos, muy alejados de sueños megalómanos del pasado, más realistas, con un objetivo: darle vida al pueblo. Nos recibe en el edificio que hoy usan como Ayuntamiento. El otro, inmenso, está lleno de frío y humedad. Y es innecesario para un municipio que, entre sus dos pueblos, apenas supera los 300 vecinos.
-¿Cómo decidió dar el paso para optar a la alcaldía?
-Siempre he sido una persona que ha participado en las comunidades donde he vivido, desde el Ampa del colegio hasta las juntas vecinales, comunidad de vecinos, etc. Cuando aquí me proponen presentarme, al principio no quería, pero es verdad que siempre me dio mucha rabia el enfoque de la despoblación de que los pueblos se mueren, y que no hay nada que hacer, porque, si bien es cierto que tenemos un problema despoblación, creo que los que estamos tenemos que luchar. Lo que no podemos pretender es que venga el Gobierno y nos salve, todos sentaditos en casa: hay que mojarse. Es algo con lo que estoy peleando, y cuesta mucho que la gente entienda que no va a venir papá Estado a salvarnos: o nos movemos como pueblo, nos asociamos, nos juntamos, o va a ser muy difícil sacar esto adelante. Así que me animé, y aquí estoy...
Si bien es cierto que tenemos un problema con la despoblación, los que quedamos tenemos que luchar. No podemos pretender que venga papá Estado a salvarnos
-Es usted de fuera, es mujer... ¿No lo ha tenido difícil?
-Mi grupo ganamos las elecciones por muy poco. Estuvo muy reñido. Nos decían que nos veían un poco más preparados que al otro grupo. Pero a mucha gente le costó encajarlo. Yo he tenido que escuchar comentarios muy hirientes por mis orígenes, en plan “¡éstaaaaa, del otro lado!”, y también por ser mujer. A mi segundo, que es hombre, y es el teniente alcalde, mucha gente le llama “alcalde” y a mí no me dirigen la palabra. El machismo es muy grande. Pero aquí estamos, poco a poco, no podemos pasar de cero a cien porque no somos un Ferrari.
-¿Cómo es su balance de este mandato hasta la fecha?
-En este año y medio hemos hecho bastantes cosas. La clave está en enfocar las subvenciones desde otro punto de vista. Así, por ejemplo, las del Pacto de Estado, antes no se trabajaban y se empleaban para hacer camisetas, bolsos... Nosotros la usamos para hacer un teatro, actividades con una trabajadora social para personas mayores, otras para niños enfocado en violencia de género. Igualmente, otras subvenciones las utilizamos para ir arreglando por fases las cosas, como reparar un trocito de la zona del polideportivo, en lugar de hacer grandes obras, intentando darle vida al pueblo. Ahora, por ejemplo, estamos en proceso de absorver dos equipos deportivos infantiles de La Bañeza, a cambio de que vengan a entrenar a nuestro polideportivo y hagan actividades allí, porque tenemos unas instalaciones maravillosas que se han ido haciendo a lo largo de los años y hay que darles uso. Nosotros no tenemos niños. Aquí viven seis niños entre Quintana y Genestacio. Y tenemos que ser realistas: o nos abrimos un poco a colaborar entre todos en la comarca, o si cada pueblo se cierra en que no entra nadie de otro sitio, esto no sale adelante. No puede ser solo Quintana, solo Alija o solo Valcabado: tenemos que colaborar entre todos. Otra de las actuaciones fue acondicionar una zona del colegio, que se perdió en 2016, para que la gente venga, participe en actividades por la tarde, y se han recolectado libros para hacer allí una biblioteca. Están por clasificar y luego acondicionar la biblioteca.
En esta zona, para hacer obras hay pocas empresas y desbordadas, y los planes provinciales tienen fecha. Cuando una obra supera los 45.000 € tenemos que hacer grandes licitaciones como si fuéramos Madrid. La burocracia nos come la vida
-¿Cuáles son los principales proyectos en marcha o futuros para Quintana del Marco y Genestacio?
En primer lugar, en Genestacio, queremos solucionar el problema con la curva de entrada viniendo desde Alija, donde hubo varios accidentes: hemos comprado los terrenos para retirar todos los obstáculos visuales. La obra está aprobada, financiada por un Plan Provincial, y esperamos poder iniciarla muy pronto... Aunque tenemos un problema en esta zona porque hay pocas empresas y están desbordadas, y los planes provinciales tienen fecha de caducidad. Cuando una obra supera los 45.000 euros tenemos que hacer grandes licitaciones, como si fuéramos Madrid. Mucha gente no lo entiende, se cree que es venir con la máquina y ya. Pero la burocracia es enorme. Nos come la vida a los ayuntamientos pequeños. Y muchas veces para no perder la subvención intentas hacer obras más pequeñas para que el proceso de licitación no sea tan complejo. A ver si podemos iniciarla antes de fin de año o a principios del próximo, como muy tarde...
-¿Y en Quintana?
-Aquí se acaban de ejecutar las obras del ensanche de la entrada, viniendo desde La Bañeza; se ha acondicionado todo el entorno del consultorio médico; se han asfaltado calles,.. Y para el próximo Plan Provincial, que se aprobó en pleno –y va con bastante retraso porque la Diputación lo sacó mucho más tarde–, se contemplan varias obras de adecuación de edificios, porque tenemos muchos pero se usan poco. Por ejemplo, la caseta de los labradores, que lleva años sin mantenimiento. También vamos a terminar de arreglar la entrada con el ensanche de otra calle donde hay que hacer un muro de contención en un desnivel... Y especialmente me quiero detener en las obras de adecuación de la Casa de la Cultura, porque nos han ofrecido entrar en el circuito provincial de teatro, pero necesitamos unas adaptaciones específicas. Tenemos un edificio fantástico en el que hemos hecho muchos eventos. Quiero destacar el trabajo de José Luis de las Heras y la Asociación del Pendón, gracias al cual nos declararon la fiesta de Pasquilla de interés turístico provincial, así que las Navidades pasadas se hizo un evento de presentación, y a la Casa de la Cultura se han traído teatro, musica, magia, etc. Ahora, si entramos en el circuito provincial, eso nos ayudará a conseguir más subvenciones para traer eventos culturales, porque subes a otro rango.
Entendemos que la reconcentración trae una modernización, pero hay que contar con los agricultores. Y aquí han estado pagando 28 años, hasta 2023, un sistema de riego.
-El motor económico de Quintana, la agricultura, está pendiente de a reconcentración. ¿Para cuándo se prevé? ¿En qué punto está?
-Quintana tiene un sistema de riego que ya se preocupó en su día de hacerlo, que han estado pagando durante 28 años, que se dice pronto, y que aún terminaron de pagar el año pasado... Entonces, la reconcentración es un tema un poco delicado porque tenemos agricultores con una media de edad alta y que están viendo que tienen que hacer una inversión importante otra vez. Así que, siendo honesta, ¿la previsión? Pues no lo sabemos todavía. Entendemos que la reconcentración trae una modernización, pero creo que también hay que contar con los agricultores, y de momento, en el caso concreto de Quintana, digamos que está un poco a la expectativa.
- Este pueblo tiene un importante pasado histórico y, por tanto, un gran legado, sin embargo, pese a la declaración de Los Villares como BIC, está totalmente abandonado... ¿Cómo se podría solucionar esto?
-Estuvimos reunidos con el director del Museo de León, que se sintió muy decepcionado por lo que ha ocurrido con Los Villares: se ha permitido el expolio durante años, ha venido gente de fuera a recoger, a buscar... Y a día de hoy, lo que se ha hablado con la Dirección del Museo es a ver qué camino se podría tomar para intentar recuperar eso. Pero, evidentemente, se ha perdido tanto tiempo, que es complicado.
-Porque entiendo que a estas alturas, excavar sería inviable, ¿no?
-Es que, como son zonas agrícolas que se han ido trabajando, se ha perdido mucho. Lo de hacer un proyecto de excavación lo estuvimos comentando con el director pero no hemos llegado a ningún punto. Porque son muchos años de abandono: empezar ahora es complejo porque es una zona muy maltratada. No desistimos: poco a poco, trataremos de conseguir algo.
Mucha gente se enfada por no traer aquí el busto romano, pero no tenemos capacidad económica de custodiarlo. Estamos pidiendo una réplica y un derecho sobre la pieza.
-¿Y respecto al busto romano que se acaba de restaurar?
-Mucha gente está enfadada y me pregunta por qué no viene el busto... Pero hay que pararse a entender las cosas. Si en su día costaba 400.000 euros, ahora puede costar tranquilamente un millón por toda la historia que hay detrás. Está en manos de Patrimonio, ha tenido una restauración compleja, y nosotros no tenemos infraestructura... ¿Dónde lo guardamos? Si lo volvemos a colocar en la iglesia lo vuelven a robar. No tenemos capacidad económica para mantener un servicio vigilancia 24 horas 365 días para custodiarlo. ¿Edificio adaptado? Habría que hacer una reforma más que significativa, y además pleitear con Patrimonio, que tiene la titularidad de la pieza. Sí que queremos, por un lado, una réplica y, por otro, un derecho sobre la pieza. Para eso existe el diálogo. El director del Museo se ha ofrecido a traer expresamente a Quintana un evento, tenemos muy buena relación, y esperamos seguir encaminando actividades con ellos y que abra puertas para Los Villares y otras cuestiones.
La despoblación es consecuencia de la falta de industria y del problema con la vivienda, con casas cerradas de herederos que no se ponen de acuerdo y que no se alquilan. Es muy difícil crecer si el pueblo no se abre a crecer
-Viendo los últimos datos demográficos del INE, más de la mitad de la población es mayor de 65 años y apenas un 4,5% menor de 18... ¿Qué haría falta para que la gente quisiese quedarse en Quintana o viniera a vivir aquí?
-La despoblación es consecuencia de la falta de oportunidades laborales. Por falta de servicios no es, porque la gente debe concienciarse de que para ir a comprar ropa, por ejemplo, puede coger el coche, que eso es lo que se hace en muchas urbanizaciones de grandes ciudades, donde además se va a trabajar con el coche ¿Problema? Que aquí casi no hay industria. El trabajo que hay es sector servicios, cuidado de personas mayores... es muy limitado. A todas las generaciones nuevas que están estudiando y preparándose para otro tipo de puesto de trabajo, hacerles goloso quedarse en esta zona es muy complicado. Eso, por una parte; por otra, tenemos un problema con la vivienda: muchas casas cerradas, que son de herederos que no se ponen de acuerdo, y siguen cerradas. Son casas que no están en condiciones para alquilar, y la gente no quiere arreglarlas porque no quiere invertir dinero. Nosotros llegamos a sacar un bando en el que nos ofrecíamos como vehículo, porque hubo una contratación masiva en el matadero y hubo gente preguntando para alquilar, pero no vino nadie: una persona a preguntar. Es muy difícil crecer si el pueblo no se abre a crecer. Entiendo lo complejo que es cuando hay una casa con 8 herederos, ponerse a reformar una casa que encima no se va a usar, poner un dinero... es comprensible. Pero eso es un palo en la rueda muy grande: no hay vivienda para alquilar.
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