Miles de personas "viven y reviven" la Boda Tradicional en Alija del Infantado

El evento del Hilandón atrajo hasta el pueblo gente de diversos puntos de España, en el décimo aniversario del evento
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Alija del Infantado se convirtió este fin de semana en una fiesta, con miles de personas celebrando la Boda Tradicional, que cumplía su décimo aniversario, superándose año tras año. 

Con un sol espectacular, el pueblo amaneció más bonito que nunca, con muchos balcones y ventanas engalanados a la vieja usanza, para festejar el paso de la comitiva, encabezada por los flamantes novios, Felisa y Antonio, radiantes en el día más especial de sus vidas. 

Tras el pasacalles de la mañana hasta la casa del padrino en la Plaza Mayor, fue allí mismo donde, ya por la tarde, se reunieron todos los invitados procedentes de todos los pueblos de la zona además de lugares más alejados como Valladolid, Burgos, Asturias, Albacete, Zamora, Salamanca, Ávila y Palencia.

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Esperando al novio en la Plaza Mayor

Cientos de personas acudieron ataviadas con sus mejores galas, como manda la tradición, como manteos y mandiles de picaos o abalorios, seda, mantones de ramo, y otros similares, llamando la atención también algunos peinados con "rodetes" incluidos, que nada tenían que envidiar a los de las falleras valencianas. 

El novio Antonio/Salvador se hizo de rogar... ¡Más incluso que la novia! Y pasaban de las cinco cuando la comitiva echaba a andar hacia casa de Felisa/Arco, que seguro que estaba nerviosísima pero se le pasó cuando vio llegar a su futuro marido, acompañado por más de dos mil personas que se juntaron para la ocasión. La sonrisa de oreja a oreja de ambos hace presagiar el más feliz de los matrimonios. 

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La novia Felisa recibe a la comitiva

Así, minutos antes de las seis de la tarde, y entre cánticos festivos de boda, iniciaron el camino hacia la iglesia de San Esteban, acompañados por el numeroso público, por las calles de Alija del Infantado.

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Los novios, con flamante sonrisa, inician su camino a la iglesia a las seis de la tarde

Una vez en la Iglesia de San Esteban, el cura procedió a "casarles", provocando más de una carcajada entre público... Y sacando los colores a la novia más de una vez, que no podía ocultar la emoción por el cordobés que pasaría a ser su esposo.

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Momento del sermón del "cura"

La ceremonia continuó en el interior de la iglesia, con sermón incluido, donde no cabía un alfiler... Y muchísima gente tuvo que quedarse en el atrio.

Precisamente allí tuvo lugar uno de los momentos más bonitos de toda la fiesta, cuando, a la salida de la Iglesia, Antonio y Felisa comenzaron el Baile de Esponsales o "Pájaro madre", al que siguieron los miembros de El Hilandón, llenando de color el lugar, ante la atenta mirada de las más de dos mil espectadores allí reunidos.

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El baile del Pájaro Madre, tras la ceremonia de boda

A continuación, toda la comitiva feliz y contenta, presidida por los recién casados, emprendieron el camino de vuelta a la casa de la novia, bailando y cantando, para continuar la fiesta y recibir los regalos.

 

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Bailando delante de la ermita, de camino a casa de la novia

Estos presentes fueron "cantados" con el ya famoso "vivan y revivan/los señores novios/ vivan y revivan / y vivamos todos". Además de los habituales regalos -como la palangana o el pan–, no podían faltar referencias a la Córdoba natal del novio, con presentes como olivos y aceitunas.

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Un momento de los presentes cantados a los novios

Tras los presentes, se repartieron bollos de cucharada, "margaritas" y moscatel entre los numerosísimos invitados, mientras la música comenzaba a sonar, para iniciar el baile, ya con la baja luz de las bombillas, al haberse ya retirado el sol.

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Los músicos comenzaron a tocar ya a la puesta del so,

Sin duda, El Hilandón se supera año tras año con una celebración que convierte a Alija del Infantado, por unas horas, en la villa que fue, cuando todavía los pueblos no sufrían la despoblación actual. Nosotros no podemos más que decir, más fuerte que nunca, ¡viva la boda!

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La fiesta se prolongó hasta la noche

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