El pan más solidario se hornea en Santa María de la Vega

El panadero Teodoro Fernández Casado, de El Molino, ha donado más de 280 hogazas para los afectados por la DANA en Valencia
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En medio de la catástrofe sufrida por los valencianos, surgen, como una luz entre la tormenta, historias dignas de contar, que nos restauran la fe en el ser humano, y nos emocionan en el sentido más genuino de la palabra. 

Aquí mismo, tenemos una de estas historias: la de Teodoro Fernández Casado, Teo, y la panadería El Molino, en Santa María de la Vega.

Cuando se produjo la DANA y empezaron a llegar las primeras imágenes del drama, él se planteó cómo podía ayudar, y lo tuvo claro: "Haciendo lo que mejor sé hacer: pan". 

Dada su relación con el chef Quique Dacosta, con quien colabora desde hace unos cuatro años, y que es uno de los que están trabajando más activamente para alimentar a los damnificados, Teo se puso en contacto con la jefa de cocina para ofrecerle enviar pan, y acogieron la idea con entusiasmo.

Hasta hoy, han sido 280 las hogazas amasadas y horneadas en El Molino, donadas a los afectados, y que salieron desde este pueblo de Zamora con destino principalmente al barrio de la Torre, en Valencia, donde formaron parte de unas "cajas despensa" que proporcionaron a las familias. La jefa de cocina de Quique Dacosta, Carolina Álvarez, contaba emocionada a Teo cómo "a los abuelos se les caían las lágrimas porque hace mucho que no comen pan del bueno".


ENTREVISTA

"Que se llore por una cosa tan simple como el pan te hace pensar en la necesidad que hay"

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Al conocer la noticia, teníamos que acercarnos a hablar con Teo. Entrar en El Molino, con ese olor a pan de toda la vida, es como viajar al pasado... Y en cierto modo, así es, pues Teo representa ya la tercera generación al frente de  lapanadería que creó su abuelo Adelino Fernández Cid junto a su mujer, Aurora Blanco. Heredaron el oficio sus padres, Teodoro y Felicidad, y luego él, quien nos recibe allí, haciendo "lo que mejor sabe hacer".

-¿Cómo te sientes al ver que el pan amasado y horneado por ti llega a los afectados por esta tragedia?

-Te sientes muy gratificado. Hay cosas que satisfacen mucho más que lo económico.

-¿Qué es lo que más te ha emocionado de lo que te han contado de cómo se ha recibido tu pan allí?
-Pues que los señores mayores lloraban, se emocionaban, por una cosa tan simple como el pan... También te hace pensar la necesidad que pueden tener por un simple pan que igual aquí nos sobra un trozo y lo tiramos.

-Y te dijeron que el sabor de la hogaza, a esas personas mayores, les traía recuerdos, ¿no?

-Sí, porque seguramente allí este pan no se haga ya... Es más el tema barra, un poco más masificado. La industrialización del pan lo ha echado un poco para atrás

-¿Porque aquí conserváis la misma receta?

-Sí, lo que es en la parte norte de Zamora, en León y Galicia, sobre todo Galicia, cuando fue el boom de la industrialización de las panaderías, aquí se paró el reloj. Entonces, veíamos la forma de funcionar de los demás como muy adelantados... y ahora te das cuenta de que igual te hicieron un favor al parar el reloj, porque en muchos sitios se perdió esto. Pero en esta zona seguimos con la tradición del pan con el hurmiento, que se llama aquí... Que ahora vino algún iluminado hablando de la “masa madre” como si fuese algo nuevo, y no lo es: es lo que toda la vida se ha llamado hurmiento, o en Galicia el formiento.

La clave para hacer un buen pan es no tener prisa. Para hacer buen pan hace falta una silla

-La clave del éxito de este pan y de que te lo reclamen hasta desde la cocina de Quique Dacosta, ¿está en la manera de elaborarlo, en la materia prima, o dónde?

-Lo primero, la materia prima, que lleva unas harinas especiales. Y lo segundo, no tener ambición y no tener prisa. Ni más ni menos. Puedes hacer bien lo que puedes hacer: si puedes hacer bien cincuenta, no pretendas hacer cien porque lo vas a hacer mal. Para hacer buen pan, hace falta una silla, tranquilidad. Por tanto, materia prima, sistema tradicional como se ha hecho siempre, y sobre todo tiempo. Yo entiendo que hoy tiene que cohabitar la panadería industrial con estas artesanales, porque no llegaríamos a toda la gente. Es como la ganadería intensiva y la extensiva. Son diferentes, son de una calidad distinta, pero tienen que cohabitar.

-¿Cómo surgió esta oportunidad de mandar el pan a Valencia?

-Pues como ya había colaborado con Quique Dacosta, me puse en contacto con la jefa de cocina y el jefe de creatividad y se lo ofrecí. La idea fue hacer todo este pan, enviarlo un poco menos hecho, para que allí con un golpe de horno en sus hornos las distribuyen calientes.

Cuando la sociedad civil se mueve como ahora mismo, no hay ideologías, no hay derechas ni izquierdas

-¿Has tenido experiencias similares?

-No, es la primera vez.

-Y repetirías...

-Sí, claro

-¿Crees que de todo este movimiento que está habiendo de la sociedad civil deberían tomar nota los políticos? Porque parece que los han dejado en evidencia...

-Los dejamos siempre en evidencia, pero son los que más beneficio sacan luego. Cuando la sociedad civil se mueve como ahora mismo, no hay ideologías, no hay derechas ni izquierdas, sólo hay una función: españoles salvando a otros españoles. 

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