El párroco de Alija del Infantado, Bernardino Castro Gorgojo, celebró este viernes sus Bodas de Oro sacerdotales, en un evento presidido por el obispo de Astorga, Jesús Fernández, en el marco de la fiesta del patrono del clero, San Juan de Ávila.
Los actos tuvieron lugar en Astorga, con una misa a la que asistieron más de un centenar de sacerdotes, y donde Bernardino Castro, así como otro cura que celebraba las Bodas de Plata, Javier Calvo, compartieron espacio en el altar con el obispo y otros altos cargos de la diócesis, cocelebrando ambos la eucaristía con el monseñor.
Finalizada la misa, la celebración continuó en el Aula Magna del Seminario de Astorga, donde, tras una conferencia impartida por el periodista José Francisco Serrano, se rindió homenaje a Bernardino Castro así como a Javier Calvo.
Fue un momento muy emotivo para el párroco de Alija, pues se hizo un repaso por toda su vida, desde su nacimiento en Villaestrigo del Páramo, su ordenación sacerdotal en Roma, por el mismísimo Papa Pablo VI, hasta su paso por las misiones de Perú, sin olvidar cuando, mano a mano con el Padre Ángel, se encargó de la apertura de las Residencias de Mayores de Mensajeros de la Paz en Castilla y León, para finalizar con su etapa actual como párroco de Alija del Infantado y Pozuelo del Páramo desde 2006, y Saludes de Castroponce y Audanzas del Valle desde 2007.
Con la retranca que le caracteriza, y además de bromear con su "postulación" a obispo, ante la inminente marcha del actual a Córdoba, Don Bernardino aprovechó la presencia de algunos feligreses que le conocieron y trataron en su etapa de párroco en Mocejón (Toledo) para recordar cuando, para poder sacar el paso del Nazareno en la Semana Santa, creó la cofradía "de los que no van a misa", que es como la conocía el pueblo aunque, evidentemente, no era ése su nombre.
Ya en un tono más serio, Castro Gorgojo agradeció el homenaje de su "familia", la de "los curas", "la familia más hermosa que conozco", finalizando con un "¡Viva los curas!" que desató los aplausos del público... y el asombro del obispo. Desde aquí nos sumamos a las felicitaciones.
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